Un actor, una maleta, una silla y una cámara sobre un tripié. A partir de estos elementos escénicos y de recursos audiovisuales y de iluminación que resignifican cada escena y crean distintas atmósferas, se da vida al espacio donde “El Actor” (no un actor cualquiera) se presentará ante el público y ante una cámara (cuyo lente penetra como la mirada de un director de casting) para demostrar sus habilidades histriónicas, musicales, dancísticas, hasta de botarguero y pornstar y cuanta gracia sea capaz de exhibir, con tal convencernos de que él es el indicado para obtener el papel. ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar? Para eso está allí. Para eso se ha preparado toda su vida. No hay lugar a conmiseraciones. Finalmente, un actor debe adaptarse a lo que le pidan ¿no?
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